Sumidero agrícola de 85,58 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que tratan el suelo como un ecosistema vivo, esencial para la captura de carbono. Al potenciar la biodiversidad y la red de microorganismos del suelo, se acelera la descomposición de materia orgánica y su conversión en carbono estable. Un suelo biológicamente activo es un suelo más fértil y resiliente, capaz de mitigar los efectos del cambio climático mientras sostiene una producción agrícola saludable y robusta de cebada, trigo, girasol, guisante y triticale.

Sumidero agrícola de 140,19 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que revierten activamente la degradación del suelo, transformándolo en un aliado fundamental en la lucha contra el cambio climático. Este método se basa en restaurar la capacidad innata del ecosistema terrestre para procesar y fijar el carbono atmosférico, lo que se traduce en una mejora directa de la salud y la estructura del suelo. Al final, se consigue un doble propósito: mitigar las emisiones de CO₂ y, al mismo tiempo, fortalecer la base productiva para los cultivos de cebada, trigo, girasol, guisante y triticale.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Sumidero agrícola de 13,05 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que contribuyen directamente a la mitigación del cambio climático al transformar los suelos agrícolas en almacenes de carbono a largo plazo. Esta estrategia no solo reduce el CO₂ de la atmósfera, sino que también revitaliza la salud del suelo, aumentando su fertilidad natural y la capacidad de retención de agua, lo que se traduce en una mayor productividad y estabilidad de los cultivos a futuro avena, cebada, trigo, veza y girasol.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Sumidero agrícola de 56,16 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que tratan el suelo como un ecosistema vivo, esencial para la captura de carbono. Al potenciar la biodiversidad y la red de microorganismos del suelo, se acelera la descomposición de materia orgánica y su conversión en carbono estable. Un suelo biológicamente activo es un suelo más fértil y resiliente, capaz de mitigar los efectos del cambio climático mientras sostiene una producción agrícola saludable y robusta de cebada, trigo, girasol, guisante y triticale.

Sumidero agrícola de 61,15 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que revierten activamente la degradación del suelo, transformándolo en un aliado fundamental en la lucha contra el cambio climático. Este método se basa en restaurar la capacidad innata del ecosistema terrestre para procesar y fijar el carbono atmosférico, lo que se traduce en una mejora directa de la salud y la estructura del suelo. Al final, se consigue un doble propósito: mitigar las emisiones de CO₂ y, al mismo tiempo, fortalecer la base productiva para los cultivos de cebada, trigo, girasol, guisante y triticale.

Desde Madrid y con el corazón en el norte de la provincia de Palencia, Rubén es un joven agricultor que apuesta por el mundo rural y la sostenibilidad. Aunque trabaja en la ciudad, dedica su tiempo libre al cuidado de las tierras familiares, aplicando prácticas agrícolas responsables que favorecen la salud del suelo y la captura de carbono. A través de sus redes sociales, comparte su experiencia con la agricultura tradicional y promueve una visión real y positiva de la vida rural, ayudando a visibilizar el valor del campo en la lucha contra el cambio climático. Con este agrosumidero, no solo se cultivan cereales: se regeneran ecosistemas, se fija carbono en el suelo y se protege un modo de vida esencial. Al apoyar este proyecto, estás contribuyendo directamente a una agricultura comprometida con el medio ambiente y el territorio.

Sumidero agrícola de 0,52 ha creado gracias a prácticas sostenibles denominadas «agricultura de carbono» que se enfoca en aumentar la capacidad del suelo para actuar como un reservorio natural de carbono. Mediante la implementación de cubiertas vegetales y la reducción de la labranza en su rotación de cultivos, que incluye maíz, girasol, trigo, avena, cebada y centeno, se incrementa la materia orgánica y se mejora la estructura del suelo. Esto no solo secuestra CO₂ atmosférico, sino que también fortalece la resiliencia del sistema agrícola frente a la sequía y otros eventos climáticos adversos.